miércoles, 17 de diciembre de 2014

HE VISTO... Coherence.



Hace unos años el paso de un cometa dejó totalmente desorientado a un pueblo finlandés al completo, hasta tal punto que una mujer aseguraba a la policía que el hombre que estaba en su casa no era su marido, pues a su marido lo mató ella misma la noche anterior.
El paso de otro cometa es la excusa para que un grupo de amigos de toda la vida se reúna y cenen todos juntos. La rotura fortuita de un par de pantallas de móvil y un corte de luz en todo el barrio excepto en una casa dos manzanas más allá, son el detonante para que los miembros de esta inicialmente amena reunión comiencen a experimentar sucesos extraños totalmente faltos de coherencia física.
Si no has visto Coherence y tienes pensado hacerlo quizá lo más recomendable es que te pongas a leer cualquier otra reseña de este blog, o de otro no tan divertido, y que te no te expongas a ningún spoiler. Aseguro que en esta reseña no hay spoilers como tal, pero es bueno saber que cualquier cosa que te cuenten sobre la trama de esta película lo es. Agradezco tu lectura, pero creo firmemente que a Coherence hay que llegar virgen, como al matrimonio. Yo lo único que sabía de ella antes de verla es que se presentó a concurso en el Festival de Sitges del año pasado, que fue ovacionada durante más de tres minutos en su primera proyección y que ganó el premio al mejor guión. Su-fi-cien-te.
Por lo visto te ha dado igual lo que he dicho y sigues leyendo, pues te cuento que la mejor manera de disfrutar de Coherence es estar abierto a la idea de la superposición dimensional, las paradojas temporales, las realidades paralelas y el experimento del gato de Schrödinger. No es fácil tocar estos temas y que te salga bien, pero me alegra decir que aquí se ha conseguido. Que el director sea el guionista ayuda a que todo encaje y haya pocas fisuras en la idea que se nos quiere plantear, y consigue su objetivo partiendo de una trama coral que acaba centrándose en un único personaje, con el que nos hace conectar a nosotros como espectadores, y que busca devolvernos a todos la coherencia a lo sucedido esa noche.
Un guión muy bien desarrollado, planteado con calma, que te permite ir avanzando con él, adentrándote en una complejidad creciente y te hace permanecer atento, sin perder detalle de todo lo que pasa en el cuadro y fuera de él, porque es una de esas películas que sugiere más que exhibe. Lo bueno es que no te engaña, lo tienes todo ahí delante todo el rato.
Si te gustó Cronocrímenes, de Nacho Vigalondo, y esa manera de jugar con las identidades cuánticas, Coherence te va a encantar y te va a ayudar a entender la esencia de lo que quieren explicar. El trastorno que sufre Kristen Dunst en Melancholia, de Lars Von Trier, según se va a aproximando el planeta que va a colisionar irremediablemente con la tierra, también ayuda a entender el desasosiego paranoico que las fuerzas gravitatorias ejercen sobre nuestras cabecitas. Pero, puestos a comparar, con la que más similitudes guarda es con +1, una película que no ha llegado a calar porque, básicamente, se han dejado la pasta en hacer muy chulo todo el tema del meteorito pero se han olvidado de terminar el guión.
Resumiendo, todo lo que Coherence tiene de incoherente en la acción lo tiene de coherente el trasfondo del guión, que nos anima a plantearnos el lugar que ocupamos en el mundo, nuestras diferentes maneras de ser o las proyecciones de nosotros mismos que nos empeñamos en mostrar o conseguir. Un peliculón destinado a ser carne de cinefórum por la cantidad de dudas, teorías y horas de charla que surgen según termina. Gracias por todo, señor James Ward Bykrit.

Esta entrada fue publicada originalmente en La Isla de las Cabezas Cortadas, la web friki más elegante, el 21 de Octubre de 2014, y la podéis ver aquí.



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