martes, 12 de agosto de 2014

CUTREzONE... Hausu.



La primera vez que supe algo de House o Hausu, fue en un festival de Sitges, creo que el de 2010, donde es habitual hacer sesiones de cine cutre asiático. Tres titulazos seguidos. Mortal de necesidad. Y House fue la primera.

Por aquel entonces no sabía que era un película de terror de culto japonés y me puse a verla, inocente de mí, como si fuera a entender algo. Y no, entender no entendí nada, pero probablemente sea la película de miedo con la que más me he reído en mi vida.

Un grupo de amigas quieren pasar juntas las vacaciones. Al estropearse los planes de acampada que tenían con un profesor deciden cambiar de destino turístico e ir a pasar las vacaciones a casa de la tiíta de una de ellas, que está muy mayor, o eso se supone, porque pronto empezarán a pasar cosas que deberían dar mucho miedo, pero lo que dan es mucha risa, porque la casa tiene vida propia y se confabula con la tiíta y con un gato hijo de puta que se llama Copo de Nieve, para ir matando a las amigas de su sobrina. Muy maja la señora. Así ¿cómo no va a vivir sola?

Desde que queda toda la trama planteada, multitud de gags, que pretender horrorizar a la par que divertir se suceden uno detrás de otro, sin apenas dejarte aliento entre carcajada y carcajada (¡¡¡ATENCIÖN SPOILERS!!!) una cabeza flotante que le come el culo a su propia amiga, que se llama Fanta. ¡Fanta! A una que se la come un futón, la tíita sacando ojos por la boca o bailando con un esqueleto, mientras el gato hijo de puta toca un piano arrancador de dedos... Y los clásicos, claro: el ataque del teléfono que explota si le das una patada de kung-fu, la lámpara asesina, el cuadro del gato potador, miembros voladores, muebles caníbales, sangre de gato, tequila bum-bum.

Para completar, se le añade una decoración hortera de la buena, unas sobreimpresiones que ya sólo se ven en los vídeos de boda del Richal y la Yeni, un par de planos de culos planos y planos bustos japoneses, entre la confusión y los gritos, aunando así los elementos de un buen bodrio, y tachááán, una mierda cojonuda.

Y digo cojonuda, porque tras ese aspecto rancio, pero rancio de verdad, que ya tiene una edad (es del 77) y la pedrada particular de su director Nobuhiko Obayashi, tiene detalles de cine con mayúsculas: la forma de cerrar plano durante una acción para qeu no te pierdas el detalle, las vistas del viaje de las chicas en tren dibujadas en cartulinas, o narrar las historias pasadas en forma de pequeña película muda no hacen más que mostrar la buena intención y calidad como cineasta de Obayashi, a pesar de estar dirigiendo una castaña bien gorda.

Como en cualquier cosa horrorosa que se precie, la banda sonora tiene que dejar huella, y vaya si la deja. Toda la película con la misma cantinela en diferentes versiones, a cada cual más creepy: con violines, piano, la versión con orquesta entera, y hasta cantada. Que levante la mano el que la haya visto y no haya estado horas con la tonadilla.

En fin, una cutrez imprescindible en cualquier cutrevideoteca, que recomiendo que devoréis con saña, porque de espantosa, es grande.

Os dejo con el trailer. Nos leemos.


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