lunes, 16 de junio de 2014

ANIME: El viento se levanta.



Desde Marco y Heidi, Hayao Miyazaki ha formado parte de la vida de muchos de nosotros, por no decir de todos. Tras su etapa de series televisivas creó Studio Ghibli, su propia productora de animación que nos ha dejado un legado importante de anime con grandes títulos como “Mi vecino Totoro”, “La Princesa Mononoke”, “El viaje de Chihiro”, “Naussica”… no las voy a enumerar una por una, aunque debería, porque todas son dignas de ser mencionadas, visionadas y recomendadas sin parar.
En esta ocasión Miyazaki guioniza y dirige El viento se levanta, una película basada en una miniserie manga con el mismo nombre, Kaze no Tachinu en Japón, creada por el propio Miyazaki en 2009 y que nos cuenta, con el terremoto que asoló Japón en 1923 como telón de fondom, la historia de Jiro Horikoshi, el diseñador del los aviones de combate Mitshubishi A6M Zero, más conocidos como los Caza Zero, los cazas japoneses que atacaron Pearl Harbor. La novela homónima, escrita por Tatsuo Hori en 1936 sirvió de inspiración a Miyazaki. En ella se menciona a Horikoshi y recoge el poema de Paul Valéry que reza “El viento se levanta, debemos intentar vivir”.
Esta es la historia de la constancia de Jiro Horikoshi. Un perseguidor de sueños nato que no cejará en su empeño para volar tan alto como desea. Es la historia de cómo él mismo consiguió ser su herramienta para alcanzar sus propias metas, sobreponiéndose a su incapacidad para volar, pues era miope como él solo, ayudado por sus propias ensoñaciones. Jiro llegó ser un genio reconocido en el mundo de la aeronáutica por no dejar de insistir en su pasión por los aviones, leyendo, estudiando e investigando todo lo que podía. El paralelismo entre el crecimiento de los conocimientos de Jiro y el resurgimiento de Japón tras el terremoto se acompañan mutuamente en una bella simbiosis.
Pero realmente ante lo que estamos es ante una gran historia de amor. Bueno, de dos. El guión consta de dos partes claramente diferenciadas en las que se diseccionan los dos amores de Jiro Horikoshi, los aviones y su esposa Naoko. A través ellos, Jiro se nos presenta como un personaje romántico, inmerso en una obra que desprende romanticismo en cada uno de sus planos. Y no, no me refiero al romanticismo de los actos en pareja, que también. Me refiero a ese pensamiento soñador, que se crea a si mismo, mezclando lo real con lo onírico, con una musa platónica, lánguida y débil… vamos, que Bécquer degustaría muy feliz su cubo de palomitas viendo esta obra de arte.
A primera vista, y era una de las razones por las que
quería necesitaba ver esta película, me resultaba extraño que Hayao Miyazaki, declarado pacifista, rinda homenaje a un personaje histórico tan directamente relacionado con la guerra, pero viendo “El viento se levanta”, queda claro que el protagonista pertenece a esta misma condición antibelicista y que únicamente recurrió al ejército para poder diseñar aviones bonitos.
Nominada al Oscar por la mejor película de animación, galardón que el director sólo ha conseguido con “El viaje de Chihiro”, nos encontramos ante la historia más realista del sensei, una historia contada desde lo personal, desde la admiración de un “humilde heredero” de una empresa de fabricación de piezas de avión hacia uno de los genios que ha dado Japón en este campo.
Los colores, como siempre, son muy vivos. No es novedad que Miyazaki use una extensa paleta de colores para crear paisajes rurales, en los que vemos una gran evolución desde sus inicios, más planos, hasta hoy, que nos regala unas texturas sublimes en los fondos. Cuesta creer que sea la última vez que vayamos a ver una creación original del maestro. Lo que sí está claro es que ha superado con creces los diez años de éxito que toda persona tiene en su vida, de los que también nos habla en esta película.
Otro de los puntos fuertes de los estudios Ghibli es la animación, faltaría más. Siempre me ha llamado mucho la atención el movimiento y peso de la ropa de los dibujos de Miyazaki, siempre hinchada por el viento. En esta ocasión está tremendamente justificado y majestuosamente conseguido. Desde el primer momento asisitimos a grandiosas escenas de vuelo, hipnóticas, típicas en las películas de este genial director, que nos hacen pensar que las anteriores no eran más que ensayos para la creación de éstas.
Por último, destacar los potentes efectos de sonidos, conseguidísimos, y la banda sonora de Joe Hishaisi, habitual compositor en las creaciones de Miyazaki, quien, una vez más, ha compuesto una música que transmite todo el amor que desprende la historia de Jiro Horikoshi.
Si bien es cierto que El viento se levanta, es la obra más personal de Hayao Miyazaki, tremendamente realista, cinematográfica y muy alejada de los mundos de fantasía a los que nos tiene acostumbrados, es innegable que estamos ante una obra de arte, una lección de historia que no podemos dejar de ver y recomendar.



Esta entrada fue publicada originalmente en La Isla de las Cabezas Cortadas, la web friki más elegante, el 1 de Mayo de 2014, y la podéis ver aquí.

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