viernes, 31 de octubre de 2014

ESPECIAL HALLOWEEN. Imprescindibles.

¡Qué rápido pasa el tiempo! La Fiesta Extranjera de Disfrazarse e Indigestarse con Caramelos ya está aquí. Este día estupendo en el que cruzarse con asesinos en serie, payasos malignos, y niños con caries es lo más normal.
Me congratula repetir el especial del año pasado, así que vengo a recomendaros cuatro pelis, para disfrutar a lo largo de esta noche, mientras os hincháis a porquerías. Superplan.



-LA NOCHE DE HALLOWEEN, de John Carpenter. Ya que el año pasado recomendé la de Rob Zombie, este año os recomiendo la original. La gran obra maestra que sentó las bases del género slasher. Un chaval de diez años es encerrado en un psiquiátrico tras asesinar a su familia con un cuchillo. Años después se escapa y vuelve al pueblo con una máscara y un nuevo cuchillo para seguir con lo que empezó un día y acabar con su hermana pequeña (Jamie Lee Curtis tan joven que ni te lo crees). Musicón, Repetitivo, si, pero quien no se acuerda de esa BSO.








-EL CUERVO, de Alex Proyas. Qué puedo contaros de Eric Draven (Bandon Lee) y su mujer, que son brutalmente asesinados la noche antes de su boda, que coincide con la noche anterior a Halloween. Un año después, la misma noche Draven vuelve en forma de cuervo para vengarse. Salvaje. Tanto que en una de las escenas de muchos tiros "se coló" una bala real entre las de fogueo que acabó con la vida de Brandon Lee. Desconozco si volvió en forma de cuervo para vengarse, pero la peli es un clásico genial.








-DONNIE DARKO, de Richard Kelly. Donnie es un chaval que sufre alucinaciones con un conejo que se llama Frank y que le indica que salga de su casa. Cuando vuelve el motor de un avión ha destruido su habitación y sus padres le dan por muerto. Da comienzo una serie de acontecimientos en cadena  que le harán descubrir otro mundo a su alrededor.









-SLEEPY HOLLOW, de Tim Burton. ¿Cómo vamos a hablar de Halloween sin mencionar al director raruno de pelo churretoso y a su diva del cine? Johnny Depp, la diva, interpreta a un investigador del siglo XVIII que llega de Nueva York con la tecnología más moderna para investigar si la leyenda del jinete sin cabeza es cierta, pues tiene aterrorizado a todo el pueblo.






Tened cuidado con los trucos y los tratos. Y no comáis caramelos que se os caerán los dientes, ¡¡Comed cine!!

¡¡FELIZ NOCHE DE HALLOWEEN A TODOS!!

martes, 28 de octubre de 2014

HE VISTO... Nuovo Cinema Paradiso.



Durante toda una semana, y con muy poca promoción, se ha podido disfrutar en más de cien cines de todo el país de Cinema Paradiso, un clásico italiano de 1988, de Giuseppe Tornatore, que arrasó en todos los festivales internacionales y se llevó la gran mayoría de galardones que se puede llevar una película en un solo año. Un drama romántico totalmente fuera de lo común. Sí claro, fuera de lo común, si no, ¿de qué iba a hablar yo de un drama, y además romántico, en el que no sale ni una gota de sangre, si no fuera algo diferente? Pues hablo porque la declaración de amor que se hace en esta obra maestra es hacia el cine. Hacia el cine como arte y hacia el cine como lugar de encuentro con amigos y con uno mismo, el lugar donde podemos ser lo que queramos.
Salvatore es un niño de una aldea de Sicilia en la que un cine es el único entretenimiento de todos sus habitantes, en especial él, apasionado por la magia que contempla en la pantalla, pero más apasionado aún por la magia que se concentra en la cabina de proyección. Debido a la insistencia del niño, Alfredo, el proyeccionista, accede a enseñarle todos los entresijos y misterios que esconde una película. Poco a poco el pequeño Salvatore va aprendiendo a manejar todo hasta que, tras un incendio, se ve obligado a encargarse de todo. El tiempo pasa y Salvatore se marcha del pueblo. Treinta años después tiene que volver y enfrentarse a todos esos recuerdos que tenía apartados.

Cinema Paradiso es una metapelícula total. La vida de un cine dentro del cine enmarcado en un retrato costumbrista de la Italia de los años 40. A lo largo de la historia podemos ver la forma de vivir en la posguerra italiana, desde el colegio hasta la iglesia, incluida la censura que debía pasar cada rollo de película, todo contado desde un estilo totalmente descripitivo, en el que los detalles de cada plano son los que van contando la historia y dotando al argumento de lógica. Muchos “grandes directores” de ahora deberían sentarse y aprender algo de lenguaje cinematográfico del que Tornatore hace gala en cada una de sus películas. Pero sobre todo, estamos ante una lección de cine clásico avanzado tanto en la pantalla como fuera de ella. Un repaso a los títulos y géneros que se podían disfrutar por aquellas y su calado en el público de entonces.
La importancia de la simbología en Cinema Paradiso también nos ayuda a comprender el contexto donde se desarrolla la acción y que nos deja ver, por ejemplo, que Salvatore es demasiado pequeño para las sesiones de cine, en unos pies que cuelgan. O que la iglesia es algo se empieza a considerar algo impuesto, y que poco a poco deja de tener relevancia entre la gente. El palco y el patio de butacas también simbolizan más de lo que aparentan clase alta, ya que, además de la clase alta y baja, respectivamente, nos muestra la actitud de la interactuación entre la derecha e izquierda políticas de la época. Y todo este simbolismo para conseguir una oda al amor. Al amor fraternal entre Slavatore y Alfredo, al amor de madre, al amor platónico que declara Tornatore al cine…
Parase a observar los detalles del montaje también hará pasar pasar un rato entretenido, y comprender parte de ese amor volcado en esta cinta, porque, aunque es un montaje por corte, no hay apenas transiciones ni fundidos, Tornatore hizo acabar algunas escenas con un plano potente que se repite en el principio de la siguiente, un recurso del cine de propaganda en tiempos de guerra para enlazar secuencias y dotar de significado a una imagen que por sí sola no daría el mismo mensaje.
Y así, como quien no quiere la cosa, tal y como hico 25 años atrás, Cinema Paradiso vuelve a calar en el público de ahora. La reconocible banda sonora del gran Ennio Morricone resuena en las salas otra vez a toda potencia. Joder, eso es el cine. Y es que detrás de toda la parafernalia que se monta alrededor de los actores, de los sets de rodaje, de los efectos especiales brutales a los que estamos desgraciadamente muy acostumbrados, hay todo un mundo precioso que Giuseppe Tornatore se encargó de plasmar. Cortar, montar y proyectar nunca fue tan bonito. Eso es lo que atrapa a Salvatore y lo que llama la atención del espectador: ¿qué es lo que sucede por ahí arriba para que cuando nos sentamos en la butaca del cine veamos la película? Magia.

Esta entrada fue publicada originalmente en La isla de las Cabezas Cortadas, la web friki más elegante, el 30 de Septiembre de 2014 y la podéis ver aquí.

HE VISTO... The Zero Theorem.

Hacía mucho que no me topaba con una película que me hiciera pensar tanto como The Zero Theorem. Y no porque sea una película difícil de digerir, al contrario, hay tanto que ver que se hace deliciosa, visualmente hablando. No, me refiero a que llevo tres días dando vueltas al mensaje de la película. Y es que, tras todo ese compendio filosófico y metafísico en el que uno se ve envuelto desde el principio, se esconde una constante alegoría del vacío existencial motivado por el desconocimiento del sentido de la vida. Algo que da para pensar. Y mucho.
Al ver los créditos del principio me sorprendió que el guión no corriera por cuenta del Monty Python, aunque tampoco me importó mucho, desde el primer plano la mano de Gilliam es evidente, con esa forma tan reconocible de enlazar los planos, esas escenografías tan tremendas y la cantidad de detalles que las colman, que hacen que, a pesar del torbellino de ideas al que nos vemos sometidos, disfrutemos de la originalidad de este gran director. Eso sí, no busquéis el fino humor inglés típico de las conversaciones de las obras de Terry Gilliam porque, no lo vais a encontrar, en esta ocasión, los gags verbales son sustituídos por innumerables desvaríos filosóficos.
El Teorema Zero se centra en la historia de Qohen, no Queen, Qohen Leth (Christoph Waltz), un calculador de entidades, que trabaja en una moderna empresa resolviendo teoremas y demostrando teorías. Leth vive en una capilla gótica abandonada y su sencilla, austera y monótona vida contrasta con el mundo ruidoso y excéntrico que le rodea. Un tío raruno y oscuro que habla en plural y cuyo único objetivo es conseguir la baja laboral o trabajar desde casa para poder recibir una misteriosa llamada que espera desde hace mucho tiempo. La Dirección (Matt Damon), la alegoría del poder absoluto, del Gran Hermano que todo lo ve y que realmente decide si merecemos desarrollarnos como individuos o no, le permite esta licencia, siempre y cuando trabaje en demostrar el teorema Zero, un proyecto que acaba quemando a cualquiera que trabaja en él. Con la ayuda de una app de psicóloga en directo (Tilda Swinton), una ciberputilla (Melanie Thierry) con la que mantiene un pseudorromance virtual y un jovencísimo hacker (Lucas Hedges). Un grupo de secundarios histriónicos con los que Qohen, no Queen, se lanzará a la resolución del teorema mientras espera su llamada.
De principio a fin, cada segundo del metraje se convierte en un canto al desasosiego del ser humano ante el vacío de su vida e invita a ser disfrutado en primera persona. Desde el primer paseo de Qohen de casa al trabajo se aprecia claramente el universo Gilliam, nos adentramos en un mundo que bien puede enmarcarse en un futuro distópico o en una realidad paralela, donde las diferencias no hacen más que acercar la historia a nuestra realidad presente. Bombardeos de publicidad personalizada atestan las paredes de los edificios, en los que se anuncian desde prendas de moda hasta la Iglesia de Batman el Redentor, acosan al protagonista, mientras se acosa al espectador con el permanente mensaje de que estamos solos y vacíos, de que somos pequeñas piezas insignificantes en un gran universo que jamás llegaremos a entender.
Acompañar constantemente al protagonista y ahondar en sus temores nos deja poco margen para no reflexionar en multitud de cuestiones que turban al ser humano desde que el mundo es mundo: nacemos solos y moriremos solos, el temor a la nada, el sentido de la vida, la insatisfacción personal que solemos ocultar bajo mil vicios, los autoengaños que nos mantienen con vida para aceptar La Insoportable Levedad del Ser
Gustará más o menos, pero no se puede negar que Terry Gilliam es un maestro del lenguaje cinematográfico y se ha ocupado personalmente de presentar estos dilemas en planos picados, contrapicados, desencuadrados, y virados en ángulos casi imposibles para remarcar el desasosiego que transmite la interpretación de Chistoph Waltz, que lo mismo te hace de nazi que de ermitaño tarado. Privado del pelo y de la expresividad de las cejas, la angustia vital que se refleja en su rostro te contagia y te pierde en el torbellino filosófico que acecha en cada recoveco. Tantas cosas para expresar tanto vacío… Por si fuera poco, su peculiar costumbre de hablar en plural no hace más que acrecentar esa sensación de representación de la humanidad en un solo ente y nos invita a embadurnarnos bien con el duro mensaje que director y guionista nos quieren transmitir.
“Estamos muriendo. Nosotros, nosotros mismos”. Para empezar y no parar de divagar.

Esta entrada fue publicada originalmente en La isla de las Cabezas Cortadas, la web friki más elegante, el 18 de Septiembre de 2014 y la podéis ver aquí.

lunes, 20 de octubre de 2014

CUTREzONE: Zombi Ass, toilet of the dead.


Bienvenidos a una nueva entrega de cine de mierda, y en esta ocasión, más mierda que nunca. Si el título no os has espantado todavía, atentos a lo que viene a continuación, porque no tiene desperdicio.

Zombi Ass es un nuevo desvarío del ya conocido Noboru Iguchi, y que ya ha visitado CUTREzONE hace tiempo con Dead Sushi. En esta ocasión Iguchi nos deleita con una serie z japonesa que posee un argumento sin pies ni cabeza, con tetas y bragas, y caca, y culos, y pedos, y pis. No se deja ni una, el tío. Un splatter que no se basa en la casquería, si no en la, agarrarse, coprofagia, por suerte no muy hardcore. Softcore, que se suele llamar. Mejor cuento un poco de que va, si puedo, y luego procedo al despellejamiento pertiente.

Un grupo de jóvenes absurders se va de vacaciones a un bosque. Dos parejas y una colegiala karateka que se siente culpable por la muerte de su hermana. ¿Qué tiene que ver esto con el desarrollo de la acción? Nada, pero los japos son muy sentidos y tienen que colar el drama familiar hasta en Humor Amarillo. Mientras, una de las otras chicas quiere obtener un parásito que se aloja en las tripas de los peces de ese bosque, para ahorrarse la dieta y conseguir ser una super modeli. Lo consigue, se lo zampa, y, como es evidente, el gusano le ataca las tripas y, mientras se va tirando unos pedos tóxicos de color amarillo, consiguen llegar a un pueblo donde hay una letrina en la que no le queda más remedio que empezar a evacuar. Lo que menos puede pensar uno (uno que no conozca a Iguchi, digo) es que del fondo de la letrina aparezca una horda de zombis, llenos de mierda LITERALMENTE. Unos zombis a los que alimenta un científico loco con cualquier visitante que aparezca para que ellos mantengan con vida a su hija con los parásitos-aliens que viven en sus ojetes.

Increíble, ¿eh? Pues eso no es todo. Hay una maravillosa escena en la que los zombis atacan a nuestros protagonistas en la, comúnmente conocida, postura "a veinte uñas", corriendo hacia atrás comandados los parásitos que les salen por el culo. Y el colofón, la batalla final entre el parásito de longitud infinita que sale del culo de la modeli contra la colegiala karateka que descubre que gracias a los pedos puede volar y así enfrentar a tan ilustre enemigo. Es que es demasiado para una sola peli.

Si hubiera hecho caso a esta recomendación....
Aunque está catalogada como comedia gore de terror, realmente forma parte de un género propio japonés denominado tentacle-movies, una bizarrada de los de los ojitos rasgados, que están muy perturbados sexualmente, los pobres. Un rodaje ligero y barato, con unos "efectos eZpeciales" lamentables. Iguchi en estado puro, incluídos los pedos amarillos, que también podemos ver en el corto que firma el mismo director en The ABC's of dead.
Los actores son terribles, las reacciones son exageradas y para nada creíbles, el guión a la vista está que no se sostiene por ningún sitio y la estética es cutre. Eso sí, bragas, como si fuera un catálogo.

Pero no todo son pullas para este estupendo bodrio, no parido, defecado por su autor. A pesar de ser una mierda pinchada en un palo, hay que reconocer la genialidad de recuperar el concepto original de las pelis de zombis, en las que un científico loco tiene un montón de zombis a su disposición para llevar a cabo sus malvados planes. La única ocurrencia digna en esta asquerosidad.

Si tenéis huevos a ver la auténtica mierda of the dead me contáis qué tal. Devorad, devorad mierda. Pero cinematográfica, el resto bajo vuestra propia responsabilidad, que no dispongo de hojas de reclamaciones. Os dejo el trailer no oficial, que es muy bonito.


sábado, 4 de octubre de 2014

HE VISTO... Aftershock.


Hace ya un par de años que me perdí el estreno de Aftershock, de Nicolás López, y tuvo tan poco éxito que pronto olvidé que existía.
Basada en el gran terremoto que arrasó medio Chile hace unos años, pero no muy bien construida, Después de verla entiendo el batacazo que se dio, cosa que hasta hace unos días no entendía.

Bien, yo no quería verla por el guión, ni por los efectos especiales, ni nada, yo quería verla por Eli Roth. A ver no os liéis. Eli Roth no dirige, ya os he dicho que la peli es de Nicolás López. Sí produce, 10 millones de presupuesto que se ha dejado el director-productor metido a a actor, nada más y nada menos. Que sí, que sí, que actúa. No un cameo, es uno de los protas. No lo hace muy bien, por desgracia, pero por suerte le acompaña un elenco de actores tan malos como él, y casi ni se nota...


La película va de unos "jóvenes", que de jóvenes ya tienen poco, que van de visita a Chile a ver a un colega. Estando por allí de vacaciones y de desparrame general conocen a unas chicas que acceden a pasar unos días con ellos hasta que llegue la mayor fiesta del verano. Durante esa fiesta sucede el terremoto y en medio del caos se habla de un inminente tsunami del que hay que huir, y de un montón de presos que han conseguido escapar de la cárcel.

Guión cero como se puede comprobar. Actuación menos cero, con unos actores embutidos en unos personajes muy poco inteligentes, con roles encasillados, y a los que dan ganas de apalear de verdad: la modelo rusa, la hermana loca y deshinibida y la hermana cuerda, casta y pura. El amigo modoso, el fiestero y el desubicado. Fin.

La peli es visualmente entretenida, muy entretenida, gracias a eso aguanté hasta el final. Localizaciones en Chile, playas y montañas espectaculares, los efectos especiales durante el terremoto están muy conseguidos... pero el contenido... si a eso se le pude llamar contenido, deja mucho que desear.

La película se divide en tres partes: la juerga, que sobra toda, más de media hora de metraje viendo a seis personas haciendo el imbécil de fiesta en fiesta. Vamos viendo como se emborrachan, e intentan ligar unos con otros, con más o menos éxito, y con unos diálogos penosos... ¿qué diálogo vas a meter en una discoteca con al música a doscientos mil? Pues ninguno. Así que asumí que los personajes iban a ser simples. Muy simples.
La segunda parte es el terremoto en sí, muy catastrófico todo, y por lo que nos hemos sentado casi todos delante de una pantalla a ver este bodrio. Esta parte está bien, si no se hubiera querido dar un tono cómico negro absurdo que no pega y que no funciona. No creo que los supervivientes de un terremoto de 8,8 anden gastando bromitas de ese tipo. En fin.
Cuando crees que ya el argumento se va a asentar y vas a ver una peli de catástrofes naturales, resulta que no, que va de la huida de nuestros protagonistas de las barbaries de unos presos muy peligrosos que se han escapado de la cárcel, y que les hacen pasar unos ratos muy bonitos.

Total, hora y media de pseudogore del caro, para contar una historia, que no se si concordará mucho con lo que vivieron los supervivientes del seísmo, pero que para nada ha cumplido con las expectativas de casi nadie.








ESTRENOS POTABLES... Octubre.

Vuelta a la normalidad. ¡Rutina para todos, oigan! Por suerte siempre nos quedará el cine, o la parte aprovechable de él, para desconectar y pasar un rato sin preocupaciones.

Vamos con los estrenos que se dejarán ver este mes:






-Annabelle (Terror/ Precuela/ Posesiones), dirigida por John R. Leonetti. La jodía muñeca que nos acojonó en "The Conjuring" por fin tiene su propia historia. Nada nuevo para los fisgones de la web del matrimonio Warren. Basada en historia real.












-Las Tortugas Ninja (Animación/ Acción/ Cómic), dirigida por Jonathan Liebesman y producida por Michael Bay. Pues la nueva versión de la peli de las tortugas... con un rap que no le llega a la suela al que ya hicieran Vanilla Ice. Esperemos que el resto no nos defraude de la misma manera. Go ninja, go!











-Drácula, la leyenda jamás contada (Vampiros/ Biografia/ Drama/ Terror), dirigida por Gary Shore. Mezcla de leyendas de vampiros con la historia real de Vlad el Empalador. La idea pinta bien. Sólo pido que no sea un "Yo, Frankenstein", que al final los monstruos clásicos van a dar más risa que otra cosa.











-Relatos salvajes (Comedia negra/ Intriga), dirigida por Damián Szifrón. La comedia negra ya me gusta de por sí, y si además los protagonistas son el gran Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia (no comments) no quiero saber ni de qué va. Pero os cuento algo: está basada en la serie "Cuentos Asombrosos" de Spielberg... Si queréis saber más, ya ved la peli...











-Filth, el Sucio (Comedia negra/ Thriller), dirigida por Jon S. Baird. James McAvoy encarna al policía más corrupto, drogadicto, borracho, maleducado y pervertido de Edimburgo. Basada en la novela de Irvine Welsh "Filth".












-Coherence (Ciencia ficción/ Thriller psicológico), dirigida por James Ward Byrkit. En 1923 el paso de un cometa desorientó a un pueblo completo en Finlandia. Unos amigos lo comentan durante una cena, porque parece que algunos acontecimientos se están repitiendo. Preparad las neuronas para la posiblemente MEJOR PELI DEL AÑO. Saber de qué va el experimento de Schrödinger, ayuda.








-Rec 4. Apocalipsis (Terror/ Zombis/ Secuela), dirigida por Jaume Balagueró. Continúa la historia donde lo dejó la primera parte de la saga. Salvan a Ángela (Manuela Velasco) del edificio donde vive la niña de Medeiros, y la meten en un sitio peor. Más de lo mismo, pero sin Paco Plaza dirigiendo. Sólo por eso, bien.











-Caminando entre las tumbas (Acción/ Crimen), dirigida por Scott Frank y basada en una de las 17 novelas del detective Matt Scudder, escritas por Lawrence Block. Lo que he leído: Desagradable, dura, oscura, aguda, sólida, pulp inteligente, implacable y Liam Neeson. Se avecina nueva saga, señores.







Y hasta aquí lo que nos trae Octubre, que está muy, muy bien. Y si os preguntáis por qué me he dejado en el tintero Torrente 5... personalmente no soporto a Santiago Segura, así que que se promocione él.

Nos leemos... ¡Devorad!